El Fondo de Población de las Naciones Unidas –UNFPA- presentó este día 14 historias de adolescentes y mujeres de El Salvador, quienes en estado de embarazo fallecieron por suicidio. Todas ellas, en su mayoría de escasos recursos, embarazadas, viviendo en contextos donde las opciones cada vez fueron reduciéndose, en entornos de expresiones múltiples de violencia, a veces con maternidades forzadas o impuestas, como resultado de abusos sexuales y de un sistema que se muestra rígido ante circunstancias que vivieron las mujeres.
"Este es un problema estructural que, de nuevo, tiene su origen en la desigualdad de género", advirtió el Representante del UNFPA en El Salvador, Hugo González, durante la presentación del documento. “Si ellas hubieran tenido la opción de decidir, sí o no, a interrumpir sus embarazos de forma segura cuando este fue resultado de una violación o de un incesto, hubieran ejercido su derecho a la vida, a la salud y a la privacidad", agregó González.
El documento titulado: ¿Sin opciones? Muertes maternas por suicidio se construyó reuniendo piezas dispersas de las historias, a través de autopsias verbales desde las familias de “Marcela” de dieciocho años, “Sandra” de quince años, “Laura” de veinte años, “Margarita” de dieciséis, entre otras.
Con esta publicación el Fondo de Población de las Naciones Unidas alentó una reflexión colectiva sobre las circunstancias que acontecieron y las opciones que se propiciaron o no, y también que todas y todos valoremos a las niñas, adolescentes y mujeres jóvenes, como sujetas de derechos para que sus vidas sean respetadas, protegidas y se les garantice una vida, de verdad, libre de violencia.
Entre el arte y una sentida conversación
El evento de presentación del documento ¿Sin opciones? Muertes maternas por suicidio se propició una combinación de arte y reflexión.
El sonido clásico de la viola y el violín se mezcló con la danza contemporánea, que con sus fuertes movimientos entrelazados con la intensidad de las piezas musicales anticiparon el dolor, ausencias, desesperación, soledad, tristeza, que a continuación se reveló en la lectura en vivo que se realizó de cuatro historias.
La lectura, también acompañada con el sonido de la viola y el violínde fondo, fue un espacio que permitió que el auditorio se acercara aún más a las historias, todas tan reales que se interrumpieron en algunos casos por el silencio o el llanto de las invitadas a la lectura.
La lectura antecedió a la reflexión gestionada por una moderadora invitada que finalmente fusionó y resaltó la virtud de entrelazar el arte y una buena conversación.