Por Neus Bernabeu
Representante del UNFPA en El Salvador
¿Es posible llegar a cero embarazos en niñas y adolescentes en nuestro país? Los datos nos indican que cada día estamos más cerca. En 2015, se contabilizaron 24,944 embarazos anuales. En 2023, fueron 8,569. Un descenso impresionante.
Este cambio ha sido posible gracias al trabajo incansable de muchos actores de gobierno, sociedad civil, cooperantes y el UNFPA para colocar esta temática entre las prioridades del país, generar marcos legales y políticos favorables a lo largo de estos años e intervenciones a nivel local y comunitario que transforman la realidad de las adolescentes.
Este logro se debe también a que la sociedad salvadoreña ya no ve como normal la maternidad adolescente. Según una encuesta de la Universidad Francisco Gavidia y UNFPA (2023), un 92% de la población salvadoreña dice estar en contra del embarazo adolescente por los peligros que suponen para las niñas.
Pero registrar 23 embarazos adolescentes al día significa que no estamos haciendo suficiente para brindar la información y educación, los servicios de salud y la protección que ellas requieren y merecen, ni por cambiar la cultura que tolera este tipo de prácticas nocivas. El mayor reto es poner freno a la violencia sexual que viven niñas y adolescentes y mujeres en el país en sus entornos familiares y comunitarios.
Estos distritos estaban entre las localidades con tasas más elevadas y persistentes de embarazo adolescente (UNFPA, 2021). En los dos últimos años, este modelo ha logrado reducir un 25 % la tasa de embarazo adolescente (del 61.3 al 46.3) en estos distritos de Sonsonate y Ahuachapán. La intención ahora es extender este modelo a municipios de la zona oriental del país con apoyo de la Unión Europea.
El modelo apoya a las niñas y adolescentes en situación de mayor vulnerabilidad para que sigan estudiando, conozcan sus derechos y se atrevan a soñar. Llegar a cero colabora también con su entorno familiar dando herramientas a padres y madres para que guíen a sus hijas, potencia el liderazgo de adolescentes y jóvenes como agentes de cambio en sus comunidades y para que construyan relaciones igualitarias y pacíficas. Desde esta iniciativa se forma a referentes comunitarios,educativos, de salud y de protección de la niñez para ofrecer mejores servicios que respondan a las necesidades adolescentes y se identifican y orientan casos que requieren atención especializada de las instituciones. El impacto es visible en las niñas, sus familias y comunidades.
Este trabajo en territorio se combina con acciones a nivel nacional. Una de ellas es la promoción de la plataforma multiactor “Sumar para Llegar a Cero”. Más de 60 actores, incluyendo instituciones de gobierno, alcaldías, organizaciones, empresas privadas, iglesias, universidades y cooperantes, se han sumado ya para cambiar la realidad de niñas y adolescentes, reducir el embarazo adolescente, las uniones tempranas y la violencia sexual.
Llegar a cero está cada día más cerca.