Las mujeres y las niñas están más cerca que nunca de tener la misma voz y las mismas opciones, pero el mundo aún sigue fallando a muchas de ellas, especialmente a las más marginadas o a las atrapadas en crisis.
Tres décadas de acción, impulsadas por la emblemática Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo y la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, han conseguido que la maternidad sea más segura, que las mujeres tengan más opciones sobre su fecundidad y que casi todos los países aprueben leyes contra la violencia doméstica.
Sin embargo, a pesar de los avances, queda un largo camino por recorrer.
El retroceso de la igualdad de género y los esfuerzos por obstaculizar la salud y los derechos sexuales y reproductivos contradicen duraderos acuerdos mundiales. La discriminación de género sustenta leyes y normas injustas que impiden a las mujeres y las niñas reclamar su salud y sus derechos sexuales y reproductivos y vivir libres de violencia.
La igualdad de género está intrínsecamente vinculada a la salud y los derechos sexuales y reproductivos. Y la igualdad de todas las mujeres y niñas impulsa el desarrollo y hace avanzar el cambio social. Cuando las mujeres y las niñas prosperan, también lo hacen sus familias, sus comunidades y el mundo en general.
Debemos garantizar la protección frente a las violaciones de derechos y contrarrestar las prácticas nocivas para que todas las mujeres y niñas puedan ejercer su autonomía corporal, incluida la capacidad de elegir si quieren tener hijos y cuándo, de dar a luz en condiciones seguras y de vivir libres de toda forma de violencia.
Las mujeres y las niñas deben ser el eje central de las soluciones a nuestros desafíos mundiales. Por ello, el tema del Día Internacional de la Mujer de este año es: Para todas las mujeres y niñas: Derechos. Igualdad. Empoderamiento.
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