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Fanny Meléndez, desde la Consulta Regional de Juventud, Paz y Seguridad de América Latina y el Caribe, nos cuenta sobre su trabajo en El Salvador como activista de derechos humanos de la juventud y la comunidad LGBTI. 
 
 
 

31 de mayo del 2017, Ciudad de Panamá, Panamá.- Fanny Meléndez es una joven de 25 años que trabaja por la paz, la educación y la prevención de la violencia en El Salvador. Además, como mujer transgénero, Fanny lucha por los derechos de la comunidad LGBTI en su país. 

 
Fanny se enteró de la Consulta Regional de Juventud, Paz y Seguridad hace unos meses y desde ese entonces supo que quería participar para poder contribuir al cambio. “Lo que más me motivó es que son muy pocas las iniciativas de ley que hay para la juventud, y no solamente pocas sino que se piensen a nivel global como la Resolución 2250” explica Fanny. 
 
Fanny colabora con diversas organizaciones en su país con la finalidad de contribuir a la construcción de una cultura de paz. “La paz es un concepto extremadamente grande. Yo creo que con una sola palabra, una sola frase, no lo puedo resumir. Sin embargo, para mí, la paz es convivir todos en armonía, respetando las diversidades, respetando las ideologías, respetando el credo religioso”, Fanny dice sobre la paz.
 
“Trabajamos con tres actores clave: los estudiantes, los docentes y los padres o referentes de familia. El eje central es prevenir la violencia en los centros escolares trabajando de cerca con toda la comunidad”, explica Fanny sobre su trabajo con Red de Comunidades Educativas por la Paz. “La problemática comienza con la familia, allí es donde empieza todo el acto de violencia, una violencia psicológica y luego física”.
 
Fanny también colabora con el Servicio Social Pasionista, que a través de la participación, orientación, formación y atención psicológica responde a la situación de riesgo y vulnerabilidad a la que han sido sometidos niños, niñas, jóvenes y mujeres. 
 
“Ser joven en El Salvador es un delito. No tenemos libertad de expresarnos, no podemos caminar libremente por la calles sin ser estigmatizados por la misma población. Ser joven en El Salvador quiere decir que todos somos pandilleros, todos somos ladrones. Entonces lo principal y lo que más ceñido está son las pandillas.” Fanny comenta sobre cómo la situación de las maras y las pandillas afecta a la juventud en El Salvador. “A algunos jóvenes los han asesinado por el simple hecho de decir no.” Ella explica acerca de algunas de las dificultades que enfrentan los jóvenes en su país. 
 
Los jóvenes que intentan ayudar a otros jóvenes en situaciones de vulnerabilidad, como Fanny, se convierten víctimas de amenazas y persecución. “No tengo paz porque si intento ayudar a otros jóvenes a no meterse en las pandillas me van a perseguir, y ahí voy a tener menos paz que nunca”. 
 
Independientemente, Fanny es activista de la comunidad LGBTI y lucha por el respeto de los derechos de las mujeres transgénero. “Si no hay aceptación, no hay paz. Las burlas hacia las personas LGBTI son muy grandes. Las leyes que exigen igualdad y respeto están en papel, pero no se ponen en práctica.” 
 
“La paz no es simplemente un papel, sino trabajar en conjunto para lograrla”, concluye Fanny. “Eso es lo que me motiva a seguir adelante y saber que no estoy sola”.